La colaboración de universidades de Florida con ICE marca un cambio en las políticas migratorias, creando tensión en los campus.
Más de diez universidades en Florida han firmado acuerdos con ICE, convirtiéndose en el único estado con este tipo de colaboración. | Foto: Ilustración
En un giro inédito, varias universidades públicas de Florida han decidido sumarse al programa 287(g), una medida que les permite colaborar activamente con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
Este programa otorga a las policías universitarias la autoridad para arrestar a personas en situación irregular e instituciones como la Universidad de Florida (UF, por sus siglas en inglés), la Universidad Internacional de Florida (FIU, por sus siglas en inglés), y la Universidad del Sur de Florida (USF, por sus siglas en inglés) lo han implementado.
Aunque la decisión es respaldada por las autoridades estatales, ha generado controversia debido a sus implicaciones sobre los derechos civiles de los estudiantes internacionales.
El acuerdo con ICE forma parte de un plan más amplio del gobernador Ron DeSantis para reforzar las políticas migratorias en el estado. El impacto de estas políticas ya se ve en casos reportados de estudiantes a quienes cancelaron los visados tras arrestarlos o cuestionarlos por oficiales en sus respectivos campus. Esta situación ha sembrado miedo entre los estudiantes internacionales, quienes temen que los oficiales interpreten sus actividades cotidianas como motivos para su deportación, lo que afecta gravemente su vida académica y profesional.
La colaboración entre universidades y ICE ha puesto a Florida en el centro del debate nacional sobre la seguridad y los derechos de los inmigrantes. Mientras el gobierno estatal argumenta que estas medidas son necesarias para reforzar la seguridad, estudiantes y organizaciones defensoras de los derechos humanos sostienen que este tipo de acuerdos fomenta la discriminación y la inseguridad en los campus. En respuesta, algunas universidades de otros estados han adoptado políticas de “campus santuario”, protegiendo a los estudiantes indocumentados de la intervención de ICE en sus espacios académicos.
A medida que crece la preocupación entre la comunidad estudiantil, es probable que más universidades en el país se enfrenten a presiones para adoptar políticas similares. En Florida, las políticas migratorias se están convirtiendo en un tema crucial que puede influir en el futuro de los estudiantes internacionales y en el ambiente académico en general. La forma en que se resuelva este conflicto podría servir como un modelo o advertencia para otros estados que enfrenten desafíos similares en cuanto a inmigración y seguridad.