Robert Panton es respaldado por su familia y comunidad en su lucha legal para evitar la deportación tras ser detenido por agentes del ICE.
La lucha de Robert Panton resalta las tensiones entre la rehabilitación personal y las políticas migratorias en Estados Unidos. | Foto: Ilustración
Robert Servio Panton, originario de Jamaica, llegó a Nueva York cuando tenía solo cuatro años. A lo largo de su vida en Estados Unidos, Panton se convirtió en un miembro importante de su comunidad, a pesar de un pasado marcado por condenas relacionadas con drogas. Tras más de 25 años en prisión, fue liberado bajo fianza en 2020.
No obstante, en 2021 un juez ordenó su deportación, y desde entonces, ha intentado impugnar esta decisión en múltiples ocasiones. En marzo de 2025, Panton fue nuevamente detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), lo que intensificó el debate sobre su situación.
A pesar de su pasado criminal, Panton ha ganado el respaldo de su familia y la comunidad. Su hijo, Dajon Panton, oficial del Departamento de Policía de Nueva York, y otros miembros de la familia han defendido su papel como líder comunitario, especialmente en el trabajo con jóvenes y personas mayores. Además, organizaciones de derechos humanos y activistas han pedido a las autoridades que reconsideren su deportación, resaltando la contribución positiva de Panton a la sociedad.
El caso de Panton ha estado marcado por acusaciones de vínculos con la Familia Guerrillera Negra, una pandilla carcelaria. Aunque Panton ha negado estas alegaciones, las autoridades las han utilizado para justificar su deportación. Su defensa insiste en que tales acusaciones son infundadas y que Panton ha demostrado un esfuerzo sincero por redimirse y contribuir positivamente.
El gobierno, sin embargo, sostiene que su historial delictivo y su estatus de inmigrante indocumentado justifican la deportación. La defensa argumenta que Panton ha trabajado arduamente para mejorar su vida y ayudar a otros, buscando una segunda oportunidad.
El futuro de Robert Panton está aún en manos de los tribunales. Su equipo legal sigue apelando la decisión, mientras que la comunidad y grupos de derechos humanos esperan que el sistema judicial le permita permanecer en Estados Unidos. Este caso resalta las dificultades del sistema de inmigración y cómo personas como Panton se ven atrapadas en una red de políticas que afectan a miles de personas.